Nació en Ribadesella (Asturias), en 1776
Murió en Madrid, en 1814
En
don Agustín Argüelles, hombre político español, hay dos caras; una condenable;
la otra plausible. La condenable reside en haber sido político de un
liberalismo avanzado, como lo demostró en las Cortes de Cádiz a donde fue en
representación de Oviedo. La plausible consistió en haber sido gran patriota y
hombre de honradez intachable.
Los
diputados de las Cortes de Cádiz no querían que el rey fuese absoluto, sino que
gobernase con una Constitución dictada por los diputados representantes de la
nación. Y esa Constitución se firmó en 1812.
Pero
vino a España Fernando VII y dio orden de que se pusiera preso a Argüelles. No
pudo ser, porque huyó a Inglaterra donde, para poder vivir, se hizo
bibliotecario de un noble inglés.
A
la muerte de Fernando VII regresó a España y entonces la Reina gobernadora, que
conocía la honradez de Argüelles, lo nombró nada menos que tutor de sus hijas,
la futura Isabel II y su hermana María Fernanda. (…)
Terminada
la tutoría, se retiró a la vida privada.
No
pocas veces lo llamaron los políticos para que ocupase altos cargos del Estado.
Siempre se negó. Ahora se dedicaba a la lectura y disfrutar en la soledad de su
retiro. (…)
Se
recuerda que Argüelles fue el más elocuente orador de su tiempo, llamándole “el
divino” por la grandeza de sus discursos.
Es
cierto que en su juventud cometió errores propios de aquel tiempo
verdaderamente calamitoso; pero tuvo ocasión de repararlos durante su larga
existencia y su austera conducta.
Antonio J. Onieva, Cien figuras
españolas,
Burgos, Hijos de Santiago
Rodríguez, 1962, págs. 144-145.
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lunes, 12 de noviembre de 2012
AGUSTÍN ARGÜELLES
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