martes, 9 de mayo de 2017

LA UNIDAD EUROPEA

http://loff.it/society/efemerides/aristide-brian-politico-europa-proyecto-275324/
La competencia entre las naciones de Europa originó la Primera Guerra Mundial. De ella salieron todas debilitadas, muchas de ellas humilladas y mutiladas. Y las viejas rencillas, lejos de resolverse, se enconaron.
Para muchos, la Gran Guerra significó el comienzo del fin de la civilización europea. Para ellos, el continente había entrado en un agudo proceso de decadencia frente a los nuevos poderes surgidos en su entorno. Algunos vieron la solución de la crisis en el resurgir de los particularismos nacionales, en la hegemonía de los más fuertes. Y surgieron los regímenes totalitarios de un nacionalismo xenófobo y excluyente.
Otros, los menos, alcanzaron a comprender que la capacidad de reacción de Europa dependía precisamente de la capacidad de superación de los nacionalismos estrechos y de la adopción del europeísmo como proyecto común. Políticos como Arístide Briand, Gustav Stresseman o Luigi Einaudi creyeron ver en el federalismo la solución a la integración europea. Esta idea había tomado cuerpo en 1923, cuando el austriaco  conde Coudenhove-Kalergi fundó el movimiento Pan-Europa.
El paneuropeísmo vivió su época dorada en la segunda mitad de los años veinte. La labor pacificadora de la Sociedad de Naciones y el acercamiento franco-alemán permitieron alentar la esperanza en la construcción de unos Estados Unidos de Europa. Sobre la base de un pacto militar, político, económico y aduanero, el proyecto federalista se proponía garantizar la paz en el continente y el desarrollo de sistemas democráticos en el conjunto de sus países.

Julio Gil Pecharromán, El mercado común, Cuadernos de Historia 16 núm. 37, página 4, Madrid, 1985.



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