lunes, 10 de abril de 2017

LA GRAN GUERRA

¿Por qué tuvo lugar la guerra?
Larga, dolorosa mortífera, la Gran Guerra mostró cómo se mataban unos a otros millones de hombres que todavía la víspera juraban "guerra a la guerra". Fueron compañeros de armas de aquellos a quienes acusaban de ser militaristas, patrioteros, belicistas, e igualmente de millones de otros hombres que hicieron la guerra por deber o incluso sin saber muchos por qué.
Después de 1918, convertidos en ex combatientes, ni unos ni otros pusieron en duda la legitimidad de su sacrificio: habían combatido en defensa de la patria, y la guerra que habían hecho era una "guerra justa". (...)
Sin embargo, durante las hostilidades mismas nació en algunos la duda de si la continuación de la guerra tenía sentido. ¿Era verdaderamente necesaria tan terrible hecatombe? Los medios dirigentes así lo aseguraban, pero ¿eran sinceros?

http://www.primeragranguerra.com/curiosidades-de-la-primera-guerra-mundial/

En 1914 los llamados a filas no se habían planteado la pregunta; partieron todos, y cuando desfilaban, sus rostros resplandecientes mostraban cuál era su espíritu. La imagen es engañosa, no cabe duda, y un análisis más fino nos hablaría del desgarramiento de un padre, de un novio o de un esposo, pero eso no duró, en contraste sorprendente con 1939, donde, salvo en Alemania, el rostro de los movilizados expresa consternación y desesperación.
Es verdad que en 1914 se creía que la guerra iba a ser corta y que retornarían para Navidad aureolados con los laureles de la victoria; pero el caso es que en París, como en Londres o en Berlín, los soldados partieron cantando, llenos de ardor y con "la flor en el fusil".
Este fenómeno no puede ser disociado de los orígenes de la guerra, del recuerdo que ha dejado, y por eso quisiéramos dar cuenta de él, tanto como de las causas propiamente económicas y políticas.
¿Cuáles eran las aspiraciones de la sociedad en vísperas de la guerra? ¿Cómo podía desear la paz y partir al mismo tiempo alegremente a la guerra? ¿Cuál era la naturaleza del sentimiento patriótico? ¿Qué fuerzas económicas o políticas mandaban en los estados, en las naciones y en las sociedades? A estas preguntas se asocia otra, y es de qué modo se encontraron, de repente, como desarmados, los que querían impedir la guerra.

Marc Ferro, La Gran Guerra (1914-1918), Barcelona, Ediciones Altaya, 1997, páginas 19 y 20.


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